jueves, 14 de enero de 2010

Aire del DF transporta elementos biológicos


Por: Edmundo Olivares Alcalá

Además de las sustancias emitidas por vehículos automotores como metales pesados, hidrocarburos y hollín, y la resuspensión de las partículas del suelo, el aire de la Ciudad de México transporta elementos biológicos como pólenes, esporas de hongos y bacterias que, igual que los contaminantes, son nocivas para los habitantes.
Investigadores del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA), de la UNAM, quien dirige Irma Rosas Pérez, trabajan en dos proyectos para estudiar el aire de la metrópoli, y dijo que de las primeras, se conocen bien sus efectos en la salud humana, pero de los biológicos, aunque representan una fuente peligrosa de alérgenos, no se habla mucho.
Analizarán los diferentes tipos de alérgenos que flotan en el ambiente capitalino y medirán su nivel de concentración y cuantificarán las aeropartículas y bacterias asociadas presentes en el transporte público.
Se instalarán tres monitores en sitios que cuentan con equipo meteorológico y así se obtendrán datos relacionados, e información fenológica.
Se contempla instalar un monitor en Ciudad Universitaria y otro en el Cerro de la Estrella , Iztapalapa, en colaboración con científicos de la Universidad Autónoma Metropolitana y de la Coordinación de Investigación y Capacitación Ambiental del Instituto Nacional de Ecología. La ubicación del tercer monitor, aún no se decide.
Con la información fenológica, los universitarios podrán estudiar los cambios en las fechas de floración y maduración de los pólenes en plantas, así como la aparición de insectos o la migración de aves en los que influyen las condiciones meteorológicas.
Junto con los equipos para calcular el ozono y otros contaminantes, todas las ciudades europeas cuentan con aditamentos para analizar y medir alérgenos.
“Para nuestro país es importante demostrarlas, porque tenemos bosques de oyamel, de pinos, y queremos ver qué pasa. Con esta red piloto de monitores, buscamos identificar los pólenes que circulan en el aire de la Ciudad de México, porque no sabemos si las vacunas que adquirimos son capaces de reconocer todos los alérgenos, o sólo una parte de ellos, en cuyo caso brindarían una protección relativa”, apuntó.

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