martes, 9 de febrero de 2010

Picotazo político

Por: Miguel Angel López Farías
Vaya que le tienen miedo a Enrique Peña Nieto, de otra forma no se explica que sus contrincantes se pierdan el asco y se aventuren a los precipicios de la ignominia con el riesgo de sufrir el mayor de los descalabros, aunado al hecho de que los señores del PAN y el PRD hayan decidido guardar por el momento las dignidades, los principios y la vergüenza... de ese tamaño es el temor. En sus ecuaciones, los aliancistas prevén la derrota del PRI en entidades como Oaxaca, Hidalgo, Durango, Puebla y Quintana Roo, más lo que se acumule. Abrir un boquete al tricolor es dañar la estructura del aparato del mandatario mexiquense, hombre que depende en gran medida de la conservación de dichas plazas y personaje que trabaja en conducir la aplanadora hacia el 2012. El hambre de blanquiazules y amarillos les nubla la vista y les evita prever que una derrota los colocaría en automático en el armario del olvido, difícilmente podrían detener la meteórica carrera de Peña, excepto, y seguramente sucederá, la contienda por el 2012 suba de tono y lodo convirtiéndose en una brutal batalla en donde todo esté permitido, con todas las herramientas ilegales e innobles que se tengan en el armario. El riesgo para los recién casados se encuentra en el profundo hartazgo de la sociedad, la cual se ha tenido que recetar estas muestras de desvergüenza política, las burdas alianzas chocan de forma inmediata con la inteligencia colectiva, la cual ya no compra estas baratijas de manera sencilla. Nos preguntamos: ¿nos habríamos imaginado que el propio Andrés Manuel López Obrador, cuatro años más tarde de aquel crítico 2006, autorizara una alianza con el espurio Calderón (bautizado así por él)?¿Qué puede hacer que todo unaparato partidista cambie de ruta y de discurso, pasando por alto traiciones u ofensas, y se dispongan al peor de los ejercicios políticos: el de la indigna postración, la humillante inclinación? respuesta: el miedo. De ahí que Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard y el propio presidente de la República Felipe Calderón terminen siendo tan iguales, tan del mismo costal. En lo íntimo comparten la misma pesadilla...y apúntelo en su agenda, en este universo de lo posible se tejen estrategias siniestras, las que brotan de algunas mentes de asesores de Los Pinos y que proponen bajar del caballo a Peña a como de lugar, comenzando por calentarle la entidad con un incremento de la violencia, sea del crimen organizado, sea con el impacto mediático que significaría el arribo de tropas federales, o sea reviviendo viejas heridas como los atencos, los montieles y hasta la muerte de Mónica Pretelini, el fin es brindar una cascada de golpes a la figura peñista. Le ruego no perder detalle de lo que aquí se escribe, conserve este boceto de la guerra que se efectúa por la Presidencia de la República.

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